Franklin Loufrani: la verdadera historia y creación detrás de Smiley
Si vamos a la página oficial de The Smiley Company, vemos un mensaje claro: durante los últimos 25 años se ha propagado una leyenda urbana basada en desinformación por los medios y extendida por aquellos con un pobre entendimiento de conceptos legales como marcas registradas, patentes y derechos de autor.
Las ‘leyendas urbanas’ son lo que hoy en día llamamos historias aparentemente creíbles que llevan a la difusión de información errónea, o como muchos prefieren llamarlo: fake news. Por lo general, implican eventos raros y excepcionales que supuestamente ocurrieron a una persona real o en un lugar real. Al igual que los memes, las leyendas urbanas hoy en día se propagan a través de las comunidades online, cambiando con el tiempo.
Para hablar más sobre esto, necesitamos a Carlo Strapparava y Marco Guerini, dos especialistas que investigan el tema y discuten el concepto ‘pegadizo’ en su libro The Tipping Point. ¿Qué hace que las leyendas urbanas sean memorables? Los autores definen las ideas ‘pegadizas’ como aquellas que captan la atención de las personas para sorprenderlas. Strapparava y Guerini sugieren que una idea atractiva también necesita ser simple, pero lo suficientemente concreta como para ser comprendida y recordada posteriormente, creíble y emocional, contando una historia a través de una narrativa.
Según Smiley, el mito de Harvey Ball parece cumplir con todos estos requisitos: una historia increíblemente simple pero emocional que atrajo a los medios de comunicación. Pero, ¿por qué? La respuesta es sencilla, desmentir requiere explicaciones largas y técnicas que resultan menos atractivas para los periodistas que buscan crear historias emocionantes y atractivas.
El corazón del mito de Harvey Ball es la afirmación de que él es el verdadero inventor de Smiley, una afirmación que en pocas palabras: es falsa. Para conocer los verdaderos orígenes de Smiley, debemos remontarnos a 1972, cuando el periodista francés Franklin Loufrani creó la icónica cara sonriente amarilla. Loufrani lideró una campaña de noticias positivas en el periódico France Soir, diseñada para contrarrestar los titulares negativos sobre disturbios civiles en Francia. En ese momento, Franklin Loufrani, propietario de la cara sonriente y fundador de The Smiley Company, nunca había coincidido con Harvey Ball.
Harvey Ball era un artista comercial al que se le encargó crear una insignia para una campaña de marketing de la empresa de seguros estadounidense State Mutual. Diseñó una cara sonriente amarilla y recibió 45 dólares por su trabajo. En ese momento, Ball no registró la marca de la imagen, y de hecho, no hubiera podido hacerlo, ya que la insignia y la campaña eran propiedad intelectual de State Mutual y la idea de Joe Young (su jefe de marketing) y otros miembros del equipo.
En el reverso de la insignia se podían leer las palabras: «The smile insurance companies, Worcester guarantee mutual. State Mutual of America.» Esto indicaba que la fuente era State Mutual, no Harvey Ball, y tampoco mencionaba el nombre Smiley. Ni State Mutual ni Harvey Ball intentaron registrar una marca sobre la imagen o reclamar la propiedad de la »carita sonriente» en ese momento. De hecho, la insignia no hacía referencia en absoluto a la palabra Smiley. Pero, ¿qué pasa en 1998? Harvey Ball intenta afirmar a la Associated Press que es responsable del éxito y creación de The Smiley Company, una afirmación claramente engañosa.
En 2004, se descubrió que State Mutual siempre se refirió a la imagen como el botón de la sonrisa o cara feliz, nunca como Smiley.
Hoy en día, el mundo Smiley genera alrededor de 500 millones de dólares en ingresos anuales para los licenciatarios y comercios minoristas que venden sus productos. Debemos decir que el nombre de la marca fue creado y promovido por el mismo creador de la cara, Franklin Loufrani. Y lo más interesante: ha logrado establecer la imagen como un logotipo reconocido internacionalmente, adoptado por diversos movimientos culturales a lo largo de las décadas. Si hay que darle las gracias a algo o a alguien, es a los esfuerzos creativos y de networking de sus propietarios.
El reconocimiento global de Smiley se debe a las campañas de marketing, los productos creativos y las colaboraciones culturales que The Smiley Company ha tenido a lo largo de más de 52 años. Pero el impacto y alcance en la cultura moderna se debe al hijo de Franklin Loufrani, Nicolas Loufrani, quien promovió el uso de Smiley en el lenguaje de internet. De hecho, lo que conocemos como ‘emoji’ es nada más y nada menos que el Logotipo Original de Smiley, usado para crear el primer lenguaje escrito logográfico.
El resto es historia. ?
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