Más fibra óptica para un mundo más conectado
La creciente oferta de fibra óptica existente en España ha situado al país a la vanguardia europea en acceso a internet de alta velocidad. Según los datos de la CNMV, más de 20 millones de hogares ya disfrutan de fibra óptica, que es la forma de conexión predominante en las localidades de más de 50.000 habitantes. El reto es alcanzar durante los próximos años la cobertura total, llegando a los seis millones de españoles que residen en los municipios más pequeños, de menos de 5.000 vecinos.
Esta nueva era protagonizada por la fibra óptica, que ha barrido a las infraestructuras que la precedieron (como las redes ADSL o RDSI), se caracteriza por la posibilidad de conectar cada vez más dispositivos a internet, a mayor velocidad y a unos precios cada vez más competitivos. De hecho, la proliferación de gadgets inteligentes (smartphones y tablets, pero también televisiones o electrodomésticos) y de plataformas de entretenimiento en streaming (tipo Netflix) es solo una consecuencia de las infinitas posibilidades que ofrece la fibra óptica.
El siguiente paso en esta incesante evolución hacia un mundo cada vez más conectado llegará con las redes 5G, de las que todo el mundo habla desde hace ya bastante tiempo. Y eso que todavía faltan al menos un par de años para que los españoles empecemos a disfrutar de las posibilidades que ofrecerá esta infraestructura: conexiones mucho más rápidas, una capacidad de procesar los datos infinitamente más elevada y, sobre todo, una drástica reducción de la latencia (es decir, del tiempo que se necesita para transferir paquetes de datos en la red).
Las principales ciudades de todo el mundo ya se están preparando para esta futura era del 5G, en la que la fibra óptica no solo no desaparecerá, sino que ocupará un papel protagonista. Al fin y al cabo, la infraestructura vinculada al 5G implica la instalación de cientos de kilómetros de cable subterráneo de fibra óptica. Y es que serán precisamente esos cables los que conectarán los diferentes nodos de 5G que se instalarán en las ciudades (y que podremos ver situados en los postes telefónicos, las farolas o incluso los semáforos).
Esta nueva revolución tecnológica tendrá unos resultados de los que todos disfrutaremos. Entre otras cosas, porque nuestros teléfonos móviles serán capaces de procesar 1 GB de información por segundo y serán 20 veces más rápidos que los actuales y porque podremos descargar tantas películas como queramos en apenas unos segundos. Por no hablar de que aumentará la cantidad de aparatos que conectaremos a la red, disfrutando de unos hogares verdaderamente inteligentes (con los electrodomésticos intercambiando información entre sí).
Esta combinación de cables de fibra óptica y nodos de 5G también facilitará la llegada del vehículo autónomo (para cuyo buen funcionamiento es esencial que el tiempo de latencia sea prácticamente inexistente). Y según los expertos, esta nueva conectividad también jugará un papel esencial en ámbitos como la medicina (ofreciendo la posibilidad de realizar intervenciones quirúrgicas de manera remota) o en la gestión del tráfico en las ciudades (aportando a los responsables de movilidad una información muy precisa y en tiempo real).
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