Bad Piggies: Cerditos a la carrera

Cuando leí que Rovio preparaba una versión de Angry Birds desde el punto de vista de los cerdos lo primero que me vino a la cabeza fue que hubieran asumido su parte de influencia sobre la población infantil y quisieran quitarle ese halo de maldad gratuita e injustificada que tenían los cerdos del primer juego y que más parecía una metáfora animada de los robos en casas-cuna. Conocí una profesora que se empeñaba en contar a sus alumnos de primaria el cuento de Los Tres Cerditos desde el punto de vista del lobo y siempre me pareció muy didáctico. Por tanto, pensé que me encontraría un juego donde los cerdos tenían que preparar sus construcciones lo más sólidas posibles para resistir, no el soplaré y soplaré de un lobo malvado, sino los tirachinas asesinos de unos pájaros kamikaze que, sin duda, tienen problemas de sociabilidad, como poco.

Nada más lejos de la realidad. Lo único que hay del «punto de vista de los cerdos» con el que se ha promocionado la aplicación son los propios cerdos. Nada de intentar apartarte cuando ves que un pájaro explosivo va a entrar por tu ventana. Sería más adecuado decir que Bad Piggies es una precuela de Angry Birds ya que nos encontramos unos cerdos aún haciendo planes para encontrar los huevos, robarlos y desatar esa guerra civil a la que medio mundo es adicto. La premisa no es más que una excusa para desarrollar un juego mucho más entretenido e interesante que el de los pájaros enfadados en la que realmente la interacción del jugador solo pasaba por calcular trayectorias que en muchas ocasiones se convertían en pura chiripa. Aquí tendrás que construir tu propio transporte y pilotarlo con precisión para alcanzar el mapa que te dará paso a la siguiente pantalla.

Si lo que te gustaba de Angry Birds es que podías echar una partida en menos de cinco segundos y te daba la oportunidad de hacerlo en lo que el profe te dice «saquen ustedes el libro y ábranlo por la página 69» o entre estación y estación de metro o, peor aún, en lo que tarda en abrirse el semáforo (sí, acéptalo, tu adicción es un peligro para los viandantes), olvídate de Bad Piggies porque, en este caso, antes de lanzar al cerdito necesitarás mucha más preparación. 

Aunque todos estos juegos están realmente basados en la idea del puzzle más clásico, en este tienes un montón de elementos: cajones de madera, ruedas, ventiladores, botellas de gaseosa (digámoslo así para que ninguna marca vaya a cobrarle derechos a Rovio), globos… que tienes que colocar estratégicamente en la construcción de tu vehículo para poder alcanzar el objetivo con las consabidas tres estrellas. Sin embargo por esta misma razón los cerdos nos dan mucha más jugabilidad que los pájaros y convierten la adicción (que la hay en este juego tanto o más que en el anterior) más en una cuestión de estrategia que de mera puntería.

Además Bad Piggies mantiene lo que realmente creo que le dio su merecida fama a Angry Birds, su diseño característico, sencillo pero preciosista que da ganas de comprar merchandising a manos llenas y de vivir en una casita de bloques de cristal y vigas de piedra. De hecho lo lleva a su límite creando escenarios con distintas plataformas por las que nuestro cerdo tendrá que rodar, resbalar y rebotar  haciendo uso de sus habilidades de piloto mientras nosotros vamos accionando y parando sus dispositivos de impulso para hacerle llegar a buen puerto.

En definivita: Bad Piggies es una copia simplificada de los divertidísimos escenarios del primer Sonic para Megadrive (no me miréis con incredulidad niños, nací en los 80), con el concepto del Cut the Rope y los diseños ya clásicos de Angry Birds que superará con mucho a su predecesor.

Bad Piggies

– Desarrollador: Rovio

– Versión: 1.0.0

– Compatibilidad: desde Android 2.2; IOS 4.0

– Precio: 0,79 € en la App Store y gratis en Google Play

– Aspectos positivos: gran jugabilidad.

– Aspectos negativos: demasiado adictivo y más lento en desarrollo de juego que Angry Birds

– Puntuación: 8,5

 

 

 

 

 

 

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