6 de cada 10 españoles creen que la IA podría recrear la presencia online de fallecidos
La compañía de seguridad Kaspersky ha realizado un estudio denominado Superstición e inseguridad: cómo se relacionan los usuarios con el mundo digital que ha dejado algunas conclusiones interesantes.
Para su elaboración ha contado con 10.000 usuarios de una decena de países, incluyendo a un millar españoles.
Uno de los capítulos más destacados del trabajo es el que hace referencia a la inteligencia artificial. Así, al 52% de los encuestados de nuestro país les resulta muy difícil distinguir si están hablando con una persona real o con una IA/chatbot cuando están online.
Sin embargo, el 56% de los españoles reconoce que usaría la inteligencia artificial para gestionar su día a día con más eficiencia y un tercio asegura que pediría ayuda a una IA para tomar las decisiones más importantes de la vida.
Para un 43% de los participantes las relaciones humanas cambiarán debido al impacto de lA, ya que estos creen que los personajes virtuales sustituirán a las parejas de la vida real.
El 37% de los españoles utilizaría un chatbot de IA para mantener conversaciones con personas online, pero solo el 26% utilizaría la IA para ayudarles a encontrar la pareja adecuada en una aplicación de citas, y el 27% para ayudarles a criar a sus hijos.
La IA en el ámbito laboral se ve con cierto recelo, aunque también como una oportunidad. El 32% se imagina incluso a una IA como su jefe en el trabajo, siendo más justa que su equivalente humano actual.
Por el contrario, el 50% está seguro de que la IA dejará a mucha gente sin empleo, ya que sustituirá a muchos puestos de trabajo, y el 38% piensa que será imposible distinguir a los interlocutores “reales” de los artificiales en Internet, ya sean chatbots de atención al cliente o parejas potenciales en una aplicación de citas.
Eternidad digital y riesgos
El estudio toca el tema de la identidad digital y la muerte. El 50% de los españoles están seguros de que los datos personales de cualquier persona seguirán siendo visibles online incluso cuando el propietario de esos datos ya no viva.
Un 50% ha señalado que no es ético mantener online registros de vídeo, voz o imagen sin el permiso de la familia después de que alguien haya muerto. Más de la mitad opina que cualquier cosa publicada por una persona puede encontrarse, incluso después de su fallecimiento.
Además, para el 65% las identidades digitales de los fallecidos resultan especialmente vulnerables al robo de identidad.
El 70% de los usuarios españoles está de acuerdo en que ver imágenes o historias sobre personas que han fallecido puede resultar molesto para quienes estaban cerca de ellas cuando vivían (sólo el 6% está en desacuerdo).
La cuestión de si puede ayudar a los familiares y amigos que han perdido a un ser querido ver que sus redes sociales y otras cuentas en línea reciben “me gusta” o comentarios es más difícil de juzgar para los españoles, de los cuales el 39% está de acuerdo y el 25% en desacuerdo, mientras que el 31% muestra indeciso.
Utilizar la IA o una plataforma de redes sociales para crear la presencia de una persona fallecida divide a los usuarios españoles de forma más drástica: mientras que el 32% está de acuerdo en que está perfectamente bien crear una identidad digital de alguien que ya no está vivo, a través de fotos, vídeos u otros recuerdos, para ayudar a los que quedan atrás a sobrellevar su pérdida, el 42% está en desacuerdo de forma activa.
El 62% está convencido de que la presencia online de las personas que han fallecido puede recrearse utilizando IA, lo que podría crear problemas a sus familiares. Solo el 12% está en desacuerdo.
Otras preocupaciones y temores
A dos tercios (67%) les preocupa que sus movimientos puedan ser rastreados a través de sus teléfonos inteligentes sin su conocimiento. Más de la mitad (60%) cree que asistentes digitales como Alexa o Siri escuchan todo lo que se dice al alcance del oído las 24 horas del día, transmitiendo la información recopilada.
El 41% está convencido de que las tarjetas de pago que tienen almacenadas en sus carteras digitales pueden copiarse de forma inalámbrica y ser utilizadas por otros sin su conocimiento. De hecho, algo más de una cuarta parte (21%) utiliza protectores especiales para evitarlo.
Casi un tercio (29%) evita realizar transacciones comerciales directas a través de sus smartphones, ya que no está seguro de si el vendedor es real o no, y el 13% está convencido de que las falsificaciones son imposibles de detectar.
Por otro lado, existe una preocupación generalizada por las repercusiones que el uso de teléfonos inteligentes puede tener en la salud: el 52% no deja su smartphone en la mesilla de noche cuando duerme y el 46% cree que estos dispositivos emiten radiaciones que pueden ser perjudiciales.
Hasta un 29% afirma que le duele la cabeza cuando hace llamadas de más de unos minutos y el 26% asegura que llevar un smartphone cerca del cuerpo todo el día le produce malestar.
Entre los intentos de minimizar los riesgos potenciales del uso de teléfonos inteligentes, el 69% vacía regularmente la papelera de reciclaje para eliminar el contenido del smartphone (esto no reduce los riesgos), otros no cargan sus teléfonos durante la noche porque podrían explotar (28%) o incendiarse (36%).
Más de una cuarta parte (23%) apaga el teléfono o lo pone en modo avión cuando mantiene una conversación privada cerca del aparato, y el 24% lo hace siempre que está en un lugar público y lleva el teléfono consigo.
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