Qué son los slow games y en qué se diferencian del resto de juegos móviles
En los últimos años las tiendas de aplicaciones móviles se han ido llenando de una suerte de juegos móviles algo alejados de los tradicionales. Son títulos que no buscan activar al usuario, sino más bien hacer que pare y se relaje. En algunos casos prácticamente se asemejan a ‘salvapantallas de Windows’.
Hablamos del slowgaming, videojuegos independientes con un ritmo lento que animan al usuario a “jugar despacio”, alejando la partida de la acción y el estrés. Además, suelen centrarse en un solo jugador. Algunos de los más consumidos son Stardew Valley, Monument Valley, Townscaper, A Short Hike o Untitled Goose Game.
Desde la plataforma de educación digital para familias Qustodio señalan que la finalidad de este tipo de juegos móviles es disfrutar en positivo de lo que ofrecen: puzles, construir ciudades, establecer relaciones sociales, pasear por paisajes… Sin duda, se trata de un modelo que presenta una alternativa diferente al ritmo, ruido y violencia de los más videojuegos populares.
No obstante, los expertos de la firma también advierten de que estas experiencias relajantes pueden acabar evadiendo al jugador en una realidad virtual, alejada de estreses y objetivos de la vida real. Y es que se trata de mobile games que tienden a sumergir paulatinamente al usuario en una zona de confort continua dentro de un mundo online.
Posibles riesgos
Hay que tener en cuenta que, independientemente de su temática, cualquier tipo de videojuego puede generar adicción entre los menores. Por ello, aunque los slow games presentan un estilo de juego más saludable que los títulos más movidos y violentos, desde Qustodio recomiendan encontrar un equilibrio en su uso y tener en cuenta sus ventajas e inconvenientes.
- Alternativa para huir del estrés: muchos videojuegos de acción y aventuras generan una ansiedad desproporcionada en los menores de edad. Los slow games pueden ser una alternativa atractiva para desenganchar a los más jóvenes de los videojuegos estresantes, aunque siempre encontrando un equilibrio en su consumo.
- Vía de escape de la vida real: los slowgames pueden envolver al jugador en un ambiente realístico que le sumerge en una nueva vida virtual. Bajo el pretexto de reducir el estrés pueden convertirse en una forma de evasión continua para los menores.
- Tiempo de uso: al contrario que otros videojuegos, los slow games enganchan a los jugadores de forma paulatina. Por tanto, es recomendable prestar especial atención al tiempo de uso para obtener un equilibrio en su juego y evitar que vaya incrementado con el paso de las semanas.
- Experiencia zen: la experiencia relajante de los slow games puede ser su principal atractivo y acabar convirtiéndose en su gran peligro. Acostumbrase a ellos durante muchas horas diarias puede generar una adicción y dependencia.
- Ausencia de vida social: los slowgames tienden a atrapar a los usuarios en la realidad virtual en la que el usuario juega de manera individual. Un uso exacerbado podría llevarles a un punto de que construyan una vida paralela en torno al juego, que los evada de su vida real.
Eduardo Cruz, CEO de Qustodio, asegura que “todos los videojuegos generan adicción. independientemente de si su temática es bélica, deportiva o de aventuras. Es cierto que los slow games son una alternativa saludable a los videojuegos violentos, pero siempre es recomendable limitar el tiempo de consumo de videojuegos en general. Con el slowgaming es extremadamente fácil engancharse hasta altas horas de la noche. Una partida puede durar semanas e incluso meses, sin que tenga que causar estrés alguno. Sumergen a los usuarios en mundos virtuales, por lo que hay que controlar su uso especialmente porque pueden crear carencias afectivas a nivel social”.
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