7 nombres de marcas inspiradores para saber cómo llamar a tu startup

Firma Invitada | 21 abril, 2020 | 0 comentarios

Las posibilidades para llegar a un buen nombre de empresa son prácticamente infinitas. Sin embargo, esto, que a priori parece una buena noticia, es una trampa que complica aún más el proceso.

Solo los límites de tu imaginación e ingenio te impiden encontrar esa denominación genial para tu startup, ese nombre que insuflará vida a tu proyecto.

Desde el socorrido apellido del fundador y los acrónimos hasta buscar la inspiración en el pseudónimo de tu cantante favorito, os vamos a demostrar en siete marcas que las ideas, como el amor, están en el aire.

PEUGEOT

Empezamos por uno facilito. Su nombre es el apellido de su fundador Jean-Jacques Peugeot. Hasta aquí todo correcto, ni esta técnica de creatividad ni saber que Peugeot empezó fabricando molinillos de café, nos quita el sueño.

BOTOX

Igual alguien se piensa que Botox no es una marca comercial, sino un genérico que te dan con tu starter pack de actriz americana. Pues no. Esta toxina que una vez inyectada tiene aplicaciones en medicina estética para atenuar las arrugas de expresión fue patentada por el laboratorio farmacéutico Allergan y comercializado bajo el nombre de BOTOX, acrónimo del inglés Botulinum Toxin. Pertenece a ese reducido e ilustre grupo de marcas que han pasado al Diccionario de la Real Academia, aunque académicamente adornada por una tilde: BÓTOX.

RAMONES

Ah, ¿que esta banda americana de punk-rock tampoco es una marca? Mira en la WIPO y luego me cuentas. Paul Ramone, así es como se registraba Paul McCartney en los hoteles cuando los Beatles atraían a las fans como la sidra al asturiano.

El nombre fue elegido por el grupo neoyorquino de una lista de posibles nombres buscando uno que sonase como el nombre de una pandilla. Y tal fue así que los propios miembros lo adoptaron como apellido: Joey Ramone (Jeffrey Hyman), Johnny Ramone (John Cummings), Dee Dee Ramone (Douglas Colvin) y Tommy Ramone (Thomas Erdelyi), propiciando divertidas confusiones en prensa y fans como pensar que eran hermanos.

UTERQÜE

El latín, otra socorrida técnica de naming que esta filial del grupo Inditex, dedicado a accesorios de moda y prendas utilizó, o más concretamente su agencia de publicidad: Maxan. Como el encargo era transmitir “una imagen elegante pero actual” se eligió esta palabra latina que expresa dualidad, pues significa “ambos” o “lo uno y lo otro”.

MACINTOSH

Línea de computadoras personales diseñada, desarrollada y comercializada por Apple. Si estás leyendo esto desde un Mac sáltate la introducción. Demasiado tarde ¿no?. La palabra Macintosh deriva de McIntosh, un tipo de manzana que se da mucho por la zona de Silicon Valley, sede de la compañía.

La manzana, a su vez, fue bautizada con el nombre de su descubridor, John McIntosh, un agricultor de ascendencia escocesa. Apple tuvo que modificar la grafía McIntosh pues ya existía una empresa de audio con ese nombre.

VOLKSWAGEN

Fabricante de automóviles alemán con sede en Wolfsburgo, Baja Sajonia. Volkswagen significa literalmente ‘automóvil del pueblo’ en alemán. Aunque, realmente, este es un curioso caso de metonimia, emplear una parte por el todo, ya que el verdadero automóvil del pueblo no era otro que el mítico Escarabajo.

La fabricación de éste fue sacada a concurso por el mismísimo Hitler, con la intención de fabricar de manera estatal un utilitario asequible. No solo fue suya la idea, sino que también hizo sus incursiones en el naming, pues el nombre primigenio lo propuso él: KDF-Wagen (Kraft Durch Freude: ‘fuerza a través de la alegría’). Con muy poco éxito, por cierto, pues ni en la fábrica ni en toda Alemania nadie lo llamó nunca así. De manera que el Escarabajo, Beetle, Käfer o Coche del Pueblo, dio nombre a la marca entera.

FUJITSU

Rizando el rizo, terminamos con esta compañía japonesa líder en Tecnologías de la Información y Comunicación. La empresa es una creación de Furukawa Group, y el nombre es una fusión de tres elementos: FU de Furukawa, JI de la pronunciación japonesa de Siemens (ji-menzu), por la próxima relación que siempre han tenido con esa empresa, y por último TSU, de tsuushin, que se usa en japonés para referirse a telecomunicaciones. No está mal, y tienes un rato para hablar en el ascensor con el directivo de otra compañía si te pregunta de dónde viene el nombre. Bueno, puedes hasta invitarle a cenar.

Hay que decir que en España la marca se llegó a utilizar como sinónimo de silencio gracias a una hábil campaña de publicidad de sus aires acondicionados silenciosos, que incluía frases como ‘A todos nos gusta disfrutar del Fujitsu’.

Una forma muy interesante de asentar la marca en la mente del consumidor relacionándola a la vez con un atributo. Lo cual me lleva a finalizar con algo que intentamos inculcar a nuestros clientes: un nombre aún no es una marca.

¿Y esto cómo puede ser? Pues verás, un nombre es la mínima expresión de una marca, podríamos decir que una marca es un nombre que se repite muchas veces, y una gran marca millones de veces. De muchas maneras, en muchos soportes y, a poder ser, con cierta coherencia.

P.D.: por cierto, un nombre, por bueno que sea, si no está registrado nunca será una marca. Así es que cuanto tengas el nombre ideal para tu startup o app, no te confíes y corre a la Oficina Española de Patentes y Marcas, si no lo haces podrías encontrarte con la desagradable sorpresa de que otra empresa lo haga por ti y te obligue a dejar de usarlo. El que avisa… 😉

Artículo elaborado por Damenáme Naming, un estudio de identidad verbal fundado por los publicitarios y hermanos Sergio Ituero y Raúl Ituero. La misión de Damenáme es crear nombres para empresas, productos y servicios que predispongan a la compra desde la escucha o lectura de la propia marca.