Los nuevos herederos de las tablets: los niños
En un primer momento se pensó que las tablets (o tabletas) serían un producto complementario a los smartphones (los revolucionarios teléfonos inteligentes) que ya ocupan nuestra vida. Luego se creyó que la población más adulta lo adoptaría como sustituto a los ordenadores personales (ya sabéis, por la simplicidad de uso y sus tamaños superiores de pantalla y teclado); pero ha resultado que no, que sus más fieles seguidores no tienen ni derecho a voto. Sin escatimar en la edad, las tablets son el objeto deseado por los más jóvenes, desde los retacos que no llegan a la mesa del comedor hasta los prepúberes; está claro que este rango de población admira y aprovecha estos dispositivos como ningún otro.
Además, las tablets han encontrado en nuestros hijos un filón (económico y educativo) en el que empezar a desarrollar productos adaptados ex profeso para ellos. Lo cual los vuelve doblemente atractivos.
Fruto de este enamoramiento mutuo, los padres ya han dado por perdida la batalla por el adueñamiento de las tablets en favor de su prole y las preguntas que rondan su cabeza ya no giran en torno a si les dejamos o no el iPad, sino sobre qué contenidos les metemos al niño en su carpeta.
Si alguna vez te has hecho esta pregunta se debe a que ya has empezado a observar que tus hijos están heredando tu “juguete” para convertirlo en suyo, pero también es cierto que es interesante mirar con ojos objetivos el uso que le podemos dar a estos nuevos dispositivos.
Cada vez se incorporan más las tablets en el entorno escolar, habiendo incluso colegios donde los niños disponen de un iPad para cada uno. Esto lleva a debates donde padres y educadores cuestionan la posibilidad de renunciar al papel de manera definitiva o, por el contrario, consideran a la tablet un elemento con fecha de caducidad en lo que a educación se refiere.
Pero ¿podrían las apps infantiles sustituir a los cuadernos o libros de papel? Si lo pudieran hacer en un futuro lo desconozco, pero lo que sé es que actualmente no. Aunque sí que es cierto que son un complemento exquisito para la educación de nuestros hijos, si lo aprovechamos de manera óptima. Desde luego no deberían de entrar en conflicto.
Para ello, deberíamos de establecer cuáles son las principales ventajas e inconvenientes de disponer de las tablets para nuestros hijos, a fin de hacer mejor uso de ellas.
Entre las principales ventajas podemos encontrar que:
El sistema de refuerzo de las apps infantiles hoy en día es mucho más efectivo que en el entorno clásico. Cuando un niño realiza una tarea correctamente, las apps le indican automáticamente si el resultado ha sido correcto y suelen aportarle otros ingredientes adicionales (que se agradecen) como sonidos o colores. Este proceso de feedback acelera el aprendizaje.
Además, en lo relacionado con el tipo de refuerzo, las buenas apps ofrecen la posibilidad de refuerzos adaptados a los esfuerzos que realice la niña o el niño en ese momento, no ofreciendo esfuerzos tan grandes cuando la tarea sea de mediana dificultad, y donde el niño querrá conseguir acabar la tarea difícil porque el refuerzo que viene (y que conoce) es “más chulo” que todos los que ha tenido antes.
En otro orden de cosas, al ser una pantalla con colores, movimiento y sonidos, las tablets tienen la capacidad de atraer más la atención de los niños, aumentando su umbral de aburrimiento.
Por último, el sistema de actualizaciones de las apps facilita la posibilidad de cambiar, mejorar y poder seguir trabajando con los niños. Sólo tienes que cambiar los ejercicios o adaptarlos con las nuevas láminas que salgan, no hace falta comprar otro librillo o esperar al curso que viene para que los ejercicios sean más complejos.
Es relativamente barato. Si tenemos en cuenta que el aparato en sí es un artículo de lujo no podríamos estar diciendo esto, pero en cambio, pagar por los contenidos no iguala a los gastos derivados de comprar productos adaptados para los niños. Y si comprar estos productos tiene un precio asequible, donde existe una ventaja competitiva por parte de las tablets frente a otros soportes, (como las pizarras digitales) es en las actualizaciones, donde podemos tener contenido prácticamente nuevo adaptado a nuestro hijo sólo con darle a un botón, donde muchas veces el precio de la actualización es menor que el inicial. Además, tiene la posibilidad de probar con ejercicios apropiados para niños más mayores sin la necesidad de invertir una cantidad excesiva.
Sin embargo, las apps no son la panacea de la educación infantil. Hay aspectos que deberíamos de tener muy en cuenta:
Existen áreas de las láminas de trabajo clásicas que a fecha de hoy no pueden ser trasladadas a una tablet. Un ejemplo muy claro es el ámbito de la grafología. La caligrafía, el movimiento de la pinza, la forma de coger un lápiz, la presión, etc. Todos estos aspectos no se pueden evaluar en una tablet, y quien diga lo contrario nos engaña. De hecho no sería recomendable descargarse apps que “enseñan a escribir”. En cambio, sí que las podemos usar para ver cómo están escritas ciertas palabras o cuál es su trazo, y tratar luego de que el niño las reproduzca en el papel (nunca en la tablet) y con un lápiz de toda la vida.
Ya lo hemos comentado antes: comprar una tablet no es nada barato y no es un utensilio accesible a todos los bolsillos. Vamos, que hay que pensárselo muy bien antes de decidirse; de hecho me consta que hay padres que hacen muchos esfuerzos económicos para conseguir un iPad, y lo piensan principalmente para ofrecerles a sus hijos una alternativa educativa y de entretenimiento, no para ellos.
Por otro lado, hay que tener en cuenta de que no son un sustituto del profesor, ni lo serán nunca. El tipo de dedicación individualizada que ofrecen los profesionales no va a ser sustituidos nunca. Ellos saben detectar cuándo a un niño algo no les gusta no lo entiende o le resulta demasiado fácil, la tablet no puede.
Quizá la llamada de atención que nos ofrece una tablet puede llevar a que el padre coja a su hijo, “lo enchufe” al aparato y se desentienda de él; vamos, como ha pasado siempre con la TV. Debemos de intentar pasar tiempo con nuestros hijos aunque puedan hacer la tarea solos, aunque pensemos que no nos necesitan, seguro que tienen algo que enseñarnos ;). Además, las tablets no dejan de ser un dispositivo tecnológico que, pese a que se lo apropien nuestros pequeños, es interesante echarles un ojo encima para que no “trasteen” demasiado y acabemos enviando mails que no queremos, compartiendo fotos en las redes sociales, navegando por internet sin control parental y demás maldades “bienintencionadas”.
De modo que si eres de aquellos padres que invierten en la educación de tus hijos, tienes en las tablets un buen elemento complementario, que habrá que tener bien presente; porque las apps infantiles van a dar mucho más que hablar conforme se adapten cada vez a públicos más segmentados, haciendo trabajos específicos y adaptados a las necesidades reales de cada niño.
*Artículo elaborado por la Dra. Alejandra Hervás Zuriaga. Twitter: @AlejandraHervas
Dra. en Psicología, docente universitaria en la Universidad de Valencia y en la Valencian International University en los Grados de Psicología y de Educación Infantil. Actualmente dedica su tiempo como experta en apps infantiles dentro de la empresa Imagina Group, asesorando a marcas que quieran lanzar sus apps para el público más joven.
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