Igualdad en la sociedad: los derechos legales de cada persona
La igualdad social es un conjunto de derechos que incluyen la autonomía, la libertad de expresión, el acceso igualitario a los servicios sociales y a la salud pública, que tiene toda persona en una sociedad determinada. Este estado de derecho le permitirá a toda sociedad desarrollarse en pro de la humanidad, lo que se traduce en crecimiento económico, social y cultural según el experto Robert Griffith. Una población con trato igualitario justo, tendrá mayores probabilidades de reducir las tasas de pobreza, desventajas sociales y económicas que una que no lo tiene.
La importancia de la igualdad social para la sociedad
Las carreras universitarias de humanidades como la sociología se centran en estudiar la importancia de los lazos sociales y la integración de la persona dentro de la sociedad; una dimensión de la sociedad que no debe ser descuidada, y que además debe ser estudiada, reevaluada e investigada constantemente. Una obra que explica muy bien este tema es la del sociólogo Emily Durkheim en su libro El Suicidio. Además, existen numerosas investigaciones y ensayos de Ley y Crimen que tratan sobre la igualdad, los derechos y el impacto que tiene sobre el ser humano y toda su comunidad.
Todo individuo que crece en un estado de bienestar obtiene una serie de oportunidades que le permitirán mejorar su condición de vida, explorar su camino con un soporte económico y socialmente consolidado, para así alcanzar sus objetivos relacionados con su proyecto vital. Estos objetivos desde el punto de vista de la productividad son una contribución para mejorar estas mismas condiciones sociales y económicas a nivel comunitario. De esta forma el sistema se mantiene en un circulo de prosperidad y fortalecimiento interviniendo constantemente en la erradicación de las desventajas económicas y sociales.
¿Qué es la igualdad y qué aporta? La igualdad es la garantía de oportunidades que tiene todo individuo de potenciar lo máximo posible sus aptitudes, talentos y su vida en general. Parte también de la creencia de que toda persona debe tener las mismas oportunidades que cualquier otra independientemente de su estatus social, sus condiciones económicas en las que nació y el lugar, su religión, su sexo discapacidad.
La Ley de Igualdad actual
La ley de igualdad parte de la prohibición a las empresas y proveedores de educación y de servicios excluir, acosar, victimizar y discriminar a las personas con factores protegidos.
Por tanto se entiende como actitud y acción discriminativa ilegal como:
- Rechazar y victimizar a un/a menor de edad por su etnia, raza, religión o creencias, la inscripción en un centro educativo.
- Persuadir y disuadir a una alumna formarse en estudios de ingeniería.
Cualquier ciudadano que considere que ha recibido un trato de discriminación, acoso o victimización, según la Ley de Igualdad de 2010 puede ejercer su derecho de denunciar ante la Corte Penal o el Tribunal de Justicia. La denuncia se efectuará en el plazo de seis meses después de haber sido vulnerado su derecho de igualdad.
Además, la Ley de Igualdad establece que las personas con discapacidades y reducción de movilidad están en el derecho de recibir las mismas oportunidades que el resto de individuo de esa sociedad, por lo que se tienen que hacer los ajustes necesarios. Esto no se trata de un trato de ventaja sino de favorecer las condiciones razonablemente para que las personas con discapacidad puedan realizar todas las acciones de forma fluida y natural, por lo tanto no sean un obstáculo para su desarrollo vital y alcance de sus propios objetivos.
Conclusión
En una sociedad justa el éxito individual es un éxito social. La igualdad social demuestra una vez más que todo ser humano es un individuo interdependiente y que no sobrevive sanamente sino se le da el soporte necesario para su desarrollo personal, social cultural y económico. La contribución que da una persona con ventajas sociales para una sociedad es alta: producción y desarrollo para la comunidad contribuyendo a su vez a disminuir las desventajas sociales.
En este sentido, la idea de la meritocracia no tiene cabida; el individuo requiere tener unas garantías básicas igualitarias para poder elevar sus capacidades y potenciar todo su talento, de lo contrario, le será mucho más difícil poder hacerlo y a su vez contribuir a la prosperidad de una sociedad específica, perpetuando así la desventaja social. Desde otra perspectiva, todo individuo que ha podido alcanzar su éxito social y personal ha sido gracias al soporte que recibió en su infancia.
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