La revolución del sector de la salud empieza por las apps
El negocio de la salud se ha convertido en una fuente de ingresos interesante para muchos desarrolladores de aplicaciones móviles y proveedores de tecnología. El aumento del número de apps dedicadas al ámbito de la salud para smartphones y tablets va a cambiar la forma de atención médica en muy poco tiempo. Al menos eso es lo que vaticina la consultora Frost & Sullivan, que espera que el acceso a información de salud mediante dispositivos móviles pronto sea el nuevo estándar.
En 2011 existían unas 17.000 apps relacionadas con la salud para iOS, Android y otras plataformas, según los cálculos de esta firma. Una infografía elaborada por Confused.com revela que en 2010 este software estaba presente en el 9% de los teléfonos inteligentes, pero estima que el porcentaje podría elevarse al 30% en 2015.
Las apps de mHealth pueden realizar tareas relativamente sencillas, como contabilizar calorías, pero también pueden convertirse en un aliado fundamental para que los profesionales del sector sanitario monitoricen y compartan información personal para una variedad de condiciones cada vez más complejas, incluyendo insuficiencia cardiaca, enfermedades respiratorias y mentales.
“Por este motivo, las aplicaciones de salud representan una gran herramienta para informar y apoyar a los pacientes en el autocuidado de su salud y belleza”, comenta la analista de investigación de Frost & Sullivan, Malgorzata Filar.
La consultora, sin embargo, subraya que la mayoría de apps de salud tienen como objetivo el seguimiento de entrenamientos o dietas y son muchas menos las que se dedican a temas sanitarias como tal, como pueden ser la gestión de enfermedades crónicas.
Así, Frost & Sullivan destaca varios aspectos que pueden frenar el prometedor futuro de las apps móviles de salud o que pueden suponer riesgos. El primero de ellos sería la implicación de los pacientes, puesto que el logro de resultados sanitarios sostenidos con este tipo de software “depende de los consumidores con los tratamientos de salud”, sobre todo en la forma de habituarse a las nuevas rutinas en pacientes crónicos.
Otro obstáculo vendría por parte de los médicos, que deben alentar o disuadir a los enfermos en el uso de aplicaciones de mHealth. Por último, las apps solo deben ser consideradas una ayuda, pero las decisiones importantes se deben dejar en manos de los profesionales y las clínicas.
Alberto Payo
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