Un artista plasma en una obra los extensos términos de servicio de las apps sociales más populares
Hablemos claro. La mayor parte de los mortales no leemos los términos y condiciones de los servicios o herramientas digitales que utilizamos. No lo hacemos cuando comenzamos a usarlos, ni cuando dichas condiciones se actualizan, ni tampoco cuando éstas cambian por cosas como el manido RGPD (Reglamento de Protección de Datos de la Unión Europea). Tú, yo y hasta el que se lee todos los ingredientes de los botes de champú sencillamente las aceptamos.
Hay varias razones por las que actuamos así. La primera de ella es la vaguería. También está la instantaneidad a la que nos hemos acostumbrado usando aplicaciones o herramientas online. Queremos empezar a utilizarlas ya, sin demora, sin esperar y mucho menos sin leer biblias. Tampoco ayuda el lenguaje jurídico-administrativo tan enrevesado con el que están escritos estos términos y que suelan estar en inglés. Por último, otra barrera es la longitud que tienen estos textos. Es posible que comencemos leyendo un par de párrafos y al hacer scroll o mover la pantalla hacia abajo veamos que aquello no se acaba y desistamos.
Consciente de la longitud de estos escritos y de cómo solemos ignorarlos, un diseñador llamado Dima Yarovinsky ha creado una obra denominada I Agree para darlos la visibilidad que se merecen. El artista ha decidido materializar los de las apps sociales más conocidas en papel y ponerlos unos junto a otros.
Así, ha impreso los términos de servicio de aplicaciones como Tinder, Twitter, Facebook, Snapchat e Instagram -además de las de Android e iOS- en rollos de papeles A4 coloreados y los ha pegado todos en una pared. Cada app tiene su color correspondiente y al final de cada rollo aparece escrito el promedio de minutos que una persona podría tardar en leerlo.
Las imágenes no dejan lugar a dudas. La app con los términos y condiciones más extensos es Instagram. La plataforma de fotos, vídeos y stories tiene tanta letra pequeña que sobrepasa la pared y ocupa gran parte del suelo. Son nada menos que 17.161 palabras, un texto que podría tardar en leerse 86 minutos, según estima el artista. Sin embargo, su mayor competidora, Snapchat, tampoco se queda lejos. La herramienta del fantasma incluye un documento legal de más de 12.000 palabras cuya lectura necesitaría 64 minutos de dedicación.
“Mi principal objetivo era enfatizar lo pequeños, indefensos y dañinos que somos contra estas corporaciones gigantescas”, ha señalado Yarovinsky.
La obra pudo verse como parte de la conferencia Visualizing Knowledge 2018, celebrada en la universidad de Aalto, en Espoo (Finlandia) a principios de mayo.
Alberto Payo
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