¿Y si Telegram no fuera tan seguro como creemos?

| 12 junio, 2025 | 0 comentarios

¿Y si Telegram no fuera tan seguro como creemos?

Telegram siempre ha jugado con la imagen de plataforma blindada a la censura, el mensajero de los rebeldes, el refugio digital donde nadie (ni gobiernos ni grandes tecnológicas) puede meterse en tus conversaciones. Pero una reciente investigación publicada por iStories, medio independiente ruso en el exilio, sacude esa narrativa de base: ¿y si la infraestructura que sustenta Telegram estuviera, en realidad, controlada por empresas con vínculos directos con el servicio secreto ruso (FSB)?

Spoiler: no se trata de teorías de la conspiración. Hablamos de documentos, registros mercantiles y relaciones empresariales que permiten conectar los puntos de una forma inquietante.

El origen: de VKontakte a la nube cifrada

Telegram nació de la mente de Pavel Durov, el llamado ‘Zuckerberg ruso’, quien saltó a la fama por crear VKontakte, el equivalente ruso de Facebook. Cuando se negó a entregar datos de usuarios ucranianos al Kremlin en 2014, fue presionado para abandonar la compañía. De ahí su exilio y el nacimiento de Telegram como reacción directa al autoritarismo estatal. Una especie de respuesta en forma de app de mensajería.

La narrativa siempre fue clara: Telegram es segura porque no está atada a ningún gobierno. Su sede salta de país en país, y su código y cifrado han sido diseñados ‘in house’. Pero la investigación de iStories cuestiona esa independencia… desde lo más básico: los servidores que hacen que Telegram funcione.

El hombre en la sombra: Vladimir Vedeneev

Una figura poco conocida, Vladimir Vedeneev, aparece en el corazón de este asunto. Ingeniero ruso, empresario discreto, pero con un dato revelador: ha sido director financiero (CFO) de Telegram, según documentos internos de la compañía. Además, controla varias empresas clave para la infraestructura técnica de Telegram, como GNM (Global Network Management) y Electrontelecom.

Estas compañías controlan decenas de miles de direcciones IP asociadas al tráfico de Telegram. En otras palabras: todo lo que enviamos y recibimos pasa por cables, routers y servidores gestionados por empresas de Vedeneev.

Aquí viene lo más jugoso (y preocupante): las empresas de Vedeneev han estado involucradas en contratos con el FSB y otras agencias rusas de vigilancia.

Por ejemplo:

  • Electrontelecom fue contratada para instalar y mantener equipos de vigilancia en San Petersburgo en nombre del FSB.
  • GNM está relacionada con GlobalNet, un proveedor de internet con acceso directo al tráfico de usuarios rusos, también vinculado al GlavNIVTS, un oscuro centro de procesamiento de datos del Ministerio del Interior ruso.
  • Incluso se han encontrado registros contables internos de 2024 donde estas compañías trabajan activamente con sistemas del estado ruso.

Si lo traducimos a lenguaje tecnológico: los cables por los que circula tu mensaje cifrado, tus llamadas de voz y hasta tus stickers podrían estar gestionados por empresas que también mantienen infraestructura para el servicio secreto ruso.

No todo es cifrado de extremo a extremo

Uno de los puntos débiles (poco conocidos) de Telegram es su sistema de cifrado. Solo los chats secretos (que hay que activar manualmente) están cifrados de extremo a extremo. El resto del contenido se almacena en la nube, bajo el protocolo propio de Telegram, MTProto.

Este protocolo contiene un identificador único por dispositivo (auth_key_id), que, junto con datos como IP, fecha y hora, puede usarse para rastrear la actividad de los usuarios si se tiene acceso a la infraestructura. No hace falta descifrar los mensajes para saber quién habló con quién, cuándo y desde dónde. Y esa es precisamente la información que más valora un sistema de inteligencia.

¿Y qué dice Telegram?

Telegram ha respondido, negando cualquier vinculación con el FSB y asegurando que sus servidores son gestionados internamente por su equipo, con capas de cifrado que impedirían cualquier acceso externo. Alegan también que no tienen servidores ni empleados en Rusia.

Pero no han negado que Vedeneev haya trabajado con ellos, ni han explicado claramente por qué tantas IPs están registradas a nombre de sus empresas, ni cómo evitan posibles puertas traseras desde su red.

¿Significa esto que el FSB está espiando todas tus conversaciones? No necesariamente. Pero sí plantea una pregunta incómoda: ¿Qué nivel de seguridad tiene realmente un sistema si la infraestructura por la que pasa está en manos poco transparentes y ligadas a gobiernos autoritarios? A veces, la historia que más queremos creer -la del héroe exiliado que crea un refugio digital- es también la más fácil de romantizar.

Si usas Telegram para hablar con tu familia, probablemente no pase nada. Pero si eres periodista, activista, desarrollador en criptomonedas o simplemente alguien que valora muy mucho su privacidad digital… quizás te interese hacer algunas preguntas antes de enviar tu próximo mensaje.

Juanrrison Ford

Juanrrison Ford

Periodista multitarea, multiplataforma y responsive. Peliculero. Más explicante que replicante. Corresponsal de guerra en la App Store y Google Play. Conspira, escribe posts, prepara lasañas de carbonita y hace unicornios de origami sentado en su sillón negro mientras acaricia a su gato. Una vez hizo sonreír a un Angry Bird. @juanrrisonford
Juanrrison Ford
Filed in: Actualidad
×

Escribe un comentario