Apps de dieta y fitness: ¿promueven hábitos saludables o problemas alimentarios?
Una investigación de la Universidad de Flinders (en Adelaide, Australia) ha revisado 38 estudios cualitativos y cuantitativos para profundizar en los vínculos entre la utilización de apps de dietas y fitness y el riesgo de que los usuarios se obsesionen con la pérdida de peso, la imagen corporal, la contabilización de calorías y el ejercicio excesivo.
Lo preocupante es que se descubrió que aquellos que usaban regularmente estas apps tenían «más probabilidades» de tener hábitos problemáticos vinculados a la alimentación y al ejercicio.
La estudiante de doctorado Isabella Anderberg comenta que han descubierto que los adultos jóvenes que usan apps de dieta y ejercicio tienen más síntomas de trastornos alimenticios, como dietas dañinas o restrictivas y muestran pensamientos negativos sobre la imagen corporal en comparación con aquellos que no las usan.
«Las aplicaciones de dieta y fitness se comercializan como herramientas para mejorar la salud; sin embargo, también pueden tener consecuencias negativas no deseadas, como crear presión para alcanzar objetivos, preocupaciones sobre la imagen corporal y provocar sentimientos de culpa si no se alcanzan las metas», señala Anderberg.
Peligrosas para algunos usuarios
Desde The Butterfly Foundation, una organización benéfica que proporciona apoyo a personas afectadas por trastornos alimentarios y problemas de imagen corporal, también sostienen que las personas que son vulnerables a desarrollar trastornos alimentarios o que ya los han padecido en el pasado los rastreadores de actividad física y las apps de salud pueden ser «problemáticos».
«Cualquier herramienta, dispositivo, rastreador o aplicación que anime a una persona a contar y medir su actividad física, su ingesta de alimentos o su peso puede ser realmente contraproducente para la salud y el bienestar de una persona, en particular para su recuperación», concluye.
En cualquier caso, el análisis solo habla de una correlación entre el uso de una app de contabilización de calorías y una mayor probabilidad de presentar síntomas de desarrollar trastornos alimenticios, no de una causalidad explícita. Esto se debe a la complejidad de factores y a que no es tan fácil decir que una determinada condición es el resultado de una app instalada en un teléfono.
Por otro lado, la investigación también sugirió que aquellas personas con predisposición a los trastornos alimentarios pueden ser más propensos a comenzar a usar estas aplicaciones para reforzar y mantener ese tipo de conductas, lo que sugiere que pueden ser necesarios más procesos de detección dentro de la aplicación.
Alberto Payo
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